Reviviendo viejos tiempos...

Era un lindo día para salir y respirar el aire no contaminado de la Soul Society. Un aire puro y limpio, del tipo que no se encuentra muy a menudo en el mundo humano. Era un día que cualquiera lo usaría para salir y relajarse, pasarla bien y no hacer nada en lo absoluto. Olvidarse de los problemas, el trabajo, las cargas y disfrutar, para eso era ese día. Todos seguramente hubieran hecho eso, excepto este shinigami. Sicarius había decidido usar su tiempo libre en aquel hermoso día para entrenar. Estaba ahora en el Estadio de Combates, sentado en el suelo con las piernas cruzadas y la zampakutoh desenvainada sobre sus rodillas. En realidad, parte de su entrenamiento consistía en concentrarse y hablar con su zampakutoh un rato. Necesitaba poder sincronizarse bien con ella para poder entrenar mejor y sacar el 100% de sus habilidades en el combate o entrenamiento, como lo era en este caso.

-Entonces, sica-kun...¿Ya tenés una idea de lo que querés hacer? - Realmente no, no me convence esa combinación... -

Solía hablar con Kuro acerca de posibles combinaciones entre los ataques. Iniciar con golpes normales sin demostrar mucha fuerza y aprovechar un descuido del oponente, así como también algunos movimientos para engañar al enemigo durante el combate, pero eran difíciles. La única forma de que peleara realmente bien y que lo salvaba bastante era liberando el Shikai. Su habilidad con la katana era bastante pobre y dejaba mucho que desear. La conversación ya llevaba al menos media hora, e incluso habían hecho algunas prácticas en su mundo interno, un mundo post-apocalíptico, donde siempre parecía estar a punto de anochecer y donde los edificios, los pocos que había, estaban inclinados y en ruinas. Solo una superficie realmente plana y donde uno podía pararse bien existía y era donde siempre practicaba con su compañera.

El tiempo pasaba y él no se decidía. No le gustaban los resultados de sus pruebas y su mente no estaba pensando en ninguna idea. Estaba allí más que nada para tener algo que hacer hasta que decidiera comenzar con el entrenamiento solitario, aquel que realizaría fuera de su mundo interno, en el mundo "real", por así decirlo.

Temprano al amanecer comenzaba la rutina de Akali, al igual que todos los días se levantaba, se acomodaba su uniforme y luego de un breve desayuno se dirigía al estadio de combates para un agradable entrenamiento, la hora era ideal ya que a pocos se les ocurría madrugar para ir a transpirar. El Sol resplandesciente alumbraba las imponentes estructuras camino al estadio, creando un paisaje admirable. La joven shinigami se encontraba siempre motivada a entrenar, el simple hecho de obrar por el desarrollo personal era razón suficiente para dar su máximo esfuerzo, no obstante el agregado natural y la belleza del entorno generaban un clima óptimo para la situación.

Habiendo llegado al estadio se topó con la extraña sorpresa de que alguien más estaba allí, aunque lo verdaremente extraño era que hubiese llegado antes que ella. Deja vu - Impactó en su mente. Estos pequeños flashes sensoriales la incomodaban, quizá debido a una crisis ideológica, ella se creía dueña de su destino y estos sucesos esporádicos le resultaban difíciles de explicar.

En otra ocasión quizá hubiese optado por cambiar el lugar de entrenamiento, pero esta vez fue más fuerte la curiosidad por averiguar qué estaba haciendo aquel chico. Se acercó sigilosamente y pudo observar que hablaba solo, bueno, a decir verdad, de seguro estaba conectándose con el espíritu de su zampakutoh, lo que a Akali no le agradaba demasiado era hacerlo en voz alta, principalmente por la falta de delicadeza. Dio unos pasos más achicando la distancia y ya estando a un par de metros prudenciales, le dijo - ¿Te importaría que entrenemos juntos?

No era usual en ella demostrarle al otro sus técnicas de combate, aunque cierto era también que había varios aspectos que estando sola no podría perfeccionar. - Veremos que se trae este chico...

Seguramente el estar tan concentrado en su conversación con Kuro no le había permitido percatarse de la presencia de otra persona en el Estadio. Su voz lo sacó de sus pensamientos y del mundo de su zampakutoh de forma un tanto repentina, pero de cierto modo esperaba que algo así pasara, después de todo estaba a plena vista, casi en mitad del lugar. Si alguien hubiese querido utilizarlo habría tenido que dirigirse a él para pedirle que se moviera. Por algún motivo tendía a ocupar el lugar menos indicado cuando debía ubicarse, podría llamarse mala suerte o simple falta de interés.
Pero, en definitiva, la chica lo había sacado de sus pensamientos con una frase que llamó un poco su atención. Lo estaba invitando a entrenar. Justo lo que él necesitaba, alguien con quien poder entrenar. Sin embargo, antes de responder afirmativamente a la pregunta, se quedó sentado, mirándola unos instantes. No pudo ver ningún distintivo, al menos a simple vista, del escuadrón a cual pertenecía la joven, por lo que seguramente no tendría un rango específico dentro del escuadrón. Probablemente fuera un raso, como él.
Guardó su zampakutoh en la funda y se levantó del suelo, para luego sacudirse un poco su vestimenta, que había quedado con algo de arena.

- Claro ¿Por qué no?... Por cierto, me llamó... - Hizo una pausa. Su nombre real no era Sicarius, sino que más bien era como un apodo que llevaba. El verdadero nombre no lo recordaba, había perdido la memoria al llegar a la SS. Me dicen Sicarius, soy del sexto escuadrón. Un gusto -

Hizo una pequeña reverencia para presentarse y se quedó parado frente a la chica, esperando a que ella se presentase.

La respuesta del chico fue de agrado para Akali, tanto por la reverencia como por su sutil presentación; hacerle saber el nombre al oponente era un código de honor inquebrantable. Luego de escucharlo, la joven shinigami dio un paso atrás y le devolvió el gesto. - Mi nombre es Akali Kinkou, pertenezco al onceavo escuadrón.

¿Crees oportuno ajustar alguna regla para el combate? - Consultó de reojo mientras con la diestra comenzaba a desenvainar su katana, flexionando levemente sus rodillas y girando su torso en posición de pelea.

Sus sinceros ojos carmesí le expresaban a su rostro placer y excitación segundos antes de iniciar el enfrentamiento. Leal al combate y orgullosa de sus habilidades no podía negarse a sus sentimientos, no obstante los años de entrenamiento le sirvieron para sincronizar su mente y su cuerpo, convirtiéndose en un arma humana. De todos modos en la SS aquellos dos factores no le garantizaban la victoria, dado que el poder espiritual dependía de un tercer factor, un factor primordial, su alma. Era ahora el momento de ponerse en sintonía con aquel tercer elemento...

En cuanto ella se puso en posición defensiva, el muchacho dio un salto hacia atrás seguido de otro un poco más corto, poniendo una distancia de 3 metros aproximadamente entre ambos combatientes. Alistó su Katana, fuera de su funda y con la punta dirigida hacia el cielo y el filo hacia Akali. Flexionó un poco sus rodillas y se preparó para comenzar el combate.

Me basta con que nos detengamos cuando la cosa se torne demasiado peligrosa. Es un entrenamiento después de todo, no un combate a muerte. -

Lo último lo dijo con cierto tono de risa. Sus ojos dejaban ver cierto interés en esa pelea. Ella era de la 11, por lo que debería ser fuerte. Igual, seguramente en un combate con katanas no le ganaría y debería recurrir al shikai, pero eso le iba a venir bien para ensayar algunas cosas. Algunos ataques que hacía rato que no practicaba, especialmente por la falta de misiones y demás.

Por cierto ¿Te molesta si te llamo por tu nombre? -

Una mariposa entró volando al Estadio y se sobrevoló a ambos contendiente trazando círculos por encimo de ambos.

Se solicita la presencia de todos los shinigamis disponibles en la ciudad de Karakura. La misión consiste en eliminar a todos los hollows que aparezcan. El resto de la información les será brindada solamente si es necesario. -

Tras esto, la mariposa se retiró del lugar y emprendió su camino hacia ningún lado.

El shinigami no llegó a oír la respuesta de su compañera ya que una mariposa infernal había comenzado a dar un mensaje antes de que la chica pudiera contestar. Se requería la presencia de ambos en Karakura específicamente para eliminar hollows, por lo que no podría entrenar, pero al menos cumpliría con su trabajo como shinigami. Sin embargo, le sorprendía que la treceava división no pudiera contener a aquellos seres, debían de ser muchos para requerir la presencia de miembros de otros escuadrones en el frente de batalla. Pero, a pesar de todo lo que esta situación podía implicar, Sicarius decidió dejar de pensar un poco y ponerse en movimiento. Envainó su zampakutoh y relajó un poco el cuerpo. Respiró hondo y, tras saludar con una reverencia a Akali se dirigió a la salida.

Me adelanto, Akali-san. Nos vemos en Karakura. Mucha suerte. -

Tras esto, aceleró su paso y se apresuró para poder llegar pronto a aquella ciudad y comenzar con la limpieza.