Aún sin poder quitarse de encima las mil emociones que la poseían, añadió más a aquel torbellino que tenía dentro de sí. Vale, el chico nuevo de nombre desconocido no le caía bien, pero admiraba su espíritu de lucha. Él, lejos de angustiarse por la mano que había perdido, había convertido aquella batalla en algo personal. Aunque Yuneeh sabía que era posible arreglar su amputación, se sintió ansiosa por él. Sentía que debía protegerle. No podía creer que hubiese asumido tantos daños en tan poco tiempo.
Sin embargo, se vio distraída de su mundo interior y buscó con la mirada al propietario de un reiatsu que se envalentonaba por segundos. Parecía un hollow desorientado que comenzaba a comprender, lentamente, ciertas características de su situación actual. Sabido era que los hollow de bajo rango no eran famosos por su inteligencia ni agilidad mental, pero este estaba tardando demasiado en reaccionar.
La mirada de la joven se debatía entre el shinigami y el nuevo hollow, una y otra vez. Sin embargo, sabía que no podría ayudar al chico, ya que era su lucha. Así que, alentada por sus palabras, se dirigió hacia su rival recién llegado.
-Que tengas suerte...- le deseó Yuneeh, mientras emprendía el camino. Sin embargo, se paró en seco y le miró de reojo -¡Hablamos luego!- contestó, ya más seria, como si quisiera indicarle que era su obligación sobrevivir a ese combate. Se sentía ridícula por preocuparse tanto por alguien que había mirado a su amiga con tanto asco. Debería aborrecerle. Pero, ¿Y si no era tan mala persona como parecía? ¿Había sido, aquello, una terrible confusión? Tarde o temprano, se vería.
"¡Se te está haciendo tarde!" Se escuchó el rintintín de la voz de uno de los Arcaeus, que parecía haber adoptado el papel de madre, por unos instantes. La joven rodó los ojos y obedeció. De un salto, llegó hasta un edificio. Se paró, a tiempo, para clavar unos ojos desprovistos de empatía alguna en su contrincante. Éste, por su parte, estaba haciendo chisporrotear sus afiladas extremidades. Inconscientemente, el modo de lucha empleado por el rival, fue relacionado por Yuneeh como si se tratase de un guerrero-mantis, al igual que los de kung fu. Del mismo modo, se suponía que pararía los golpes con esas cuchillas y contraatacaría o bien con ellas, o con la electricidad que corría por ellas.
Teniendo aquello en mente, la joven shinigami se propulsó sobre una de sus piernas, pillando impulso en la azotea del edificio. De este modo, se acercó al hollow de manera más apresurada y manteniendo la zampakutoh situada hacia la parte inferior izquierda de su propio cuerpo, en actitud neutra, ni ofensiva ni defensiva. Aprovechando la carrerilla, se dejó llevar por un pequeño shunpo hasta la parte lateral izquierda del enemigo y alzó ligeramente la zampakutoh, de modo que, al coincidir con su formación defensiva, su arma mantenía bien cubiertos sus puntos vitales y costaría más que fuesen visibles los huecos en su defensa.
Trató de no emplear el shikai en su primera pelea, ya que no era dada a mostrar sus cartas tan deprisa, y asestó un par de tajos al hollow: uno diagonal y terminado en la parte inferior derecha, el otro retomando ese movimiento de modo horizontal. Así, conseguía volver a la posición defensiva inicial, para esperar un contraataque, en caso de haberlo; que sería lo que cabría esperar.