Otro día más, 24 horas según los humanos, pero en el Hueco Mundo ya un minuto era una tortura y las horas, la muerte. Sin duda ese sitio no era adecuado para los débiles y cobardes, sino que se requiere de gran fuerza tanto física como psicológica para poder sobrevivir. Hollows y arrancars acechando presas todo el tiempo, sin dar descanso, pues era lo único que allí se podía hacer, era la única "diversión", mas un hollow no lo veía así, su nombre...Lans Hertel. Este criatura era bastante rara, era muy pequeña, con orejas en punta y su cola también, como si de un diablo se tratase. Llevaba puesto un moño blanco con una calavera en el nudo de este. La función de este no era demostrar elegancia, sino tapar el hueco que toda criatura perteneciente a ese mundo tenía que portar. Una campera larga, de color marrón claro, lo cubría hasta sus rodillas. En la parte inferior de su cuerpo vestía unos jeans azules, vaya peculiar monstruo, utilizando ropa del mundo humano y de una talla tan pequeña. Y como no puede faltar, en su rostro, aquella mascara blanca, signo característico como el hueco. Odiaba esa mascara, no le agradaba, la sentía como una maldición, quería arrancársela a toda costa, pero temía que si lo hacía muriese...
El vasto desierto, blanco como nunca, se extendía ante sus ojos. Había como árboles que se desprendían del suelo, muertos, pero realmente eran sólo la punta, y eran gigantes, se encontraban debajo de la arena en el bosque menos. Lans poseía un gran conocimientos sobre las cosas ese "hogar", o tal vez "infierno", ambos adjetivos lo caracterizaban. Gracias a esa información que posee, se salvó de ocasiones bastante peligrosas, que nadie más quisiera vivir.
Hertel hacía su caminata como siempre, pocas veces paraba, sólo para descansar, pues tenía que mantenerse en movimiento constante para ir cambiando su posición siempre, tenía el pensamiento de un soldado de guerra. Las pequeñas huellas que dejaba en la arena se borraban por la suave brisa. Aburrido, como de costumbre, Lans esperaba encontrar a algún hollow distinto a los demás y poder tranquilamente hablar con él.
El vasto desierto, blanco como nunca, se extendía ante sus ojos. Había como árboles que se desprendían del suelo, muertos, pero realmente eran sólo la punta, y eran gigantes, se encontraban debajo de la arena en el bosque menos. Lans poseía un gran conocimientos sobre las cosas ese "hogar", o tal vez "infierno", ambos adjetivos lo caracterizaban. Gracias a esa información que posee, se salvó de ocasiones bastante peligrosas, que nadie más quisiera vivir.
Hertel hacía su caminata como siempre, pocas veces paraba, sólo para descansar, pues tenía que mantenerse en movimiento constante para ir cambiando su posición siempre, tenía el pensamiento de un soldado de guerra. Las pequeñas huellas que dejaba en la arena se borraban por la suave brisa. Aburrido, como de costumbre, Lans esperaba encontrar a algún hollow distinto a los demás y poder tranquilamente hablar con él.