Curioseando por el lugar ~

El astro Sol pegaba fuerte a esas horas tempranas de por la mañana, bañando el cielo de un azul extremadamente claro, y a todo lo que se encontrara bajo él con una asquerosa luz en exceso. O al menos, así lo pensaba Kirtash. La joven de cabellos largos y verdes se paseaba por las callejuelas del Seireitei, con ambas manos dentro de los bolsillos del negro uniforme de shinigami adquirido hace tan solo unos días, algo que le daba un toque indiferente. Mantenía los gélidos ojos azules semicerrados a causa de esa molesta luz que no aguantaba, caminando sin un destino fijo, ya que lo único que pretendía en esa pequeña "excursión" era conocer un poco más el lugar... total, al ser una nueva shinigami raso dudaba que alguien la precisara en esos momentos, y antes de ponerse a entrenar quería conocerlo todo casi como la palma de su mano. Aunque... tenía ganas de pelear un poco, e ir mejorando. Y no era la única.

"Kirtasssh-Ssama, ¿vess eshe Sshinigami de allí a lo lejoss? Atácale" Siseaba en su mente el serpiente, el espíritu de su zampakutoh, demostrando que estaba con ganas de acción. Kirtash se había limitado a mirar al shinigami desde la lejanía, encogerse de hombros, y seguir con su camino. En cierto modo comprendía las ansias de su compañero, estaban en un lugar nuevo con un montón de shinigamis por encima de ellos, no como en la antigua Academia en la que habían conseguido destacar de tal forma que pronto consiguió un puesto entre el Gotei 13... y tanto el saber que tenían tanto que aprender, como el hecho de tener al alcance de la mano tanto con qué entrenar... era una verdadera tentación. "Primero... quiero conocer a fondo el lugar dónde nos pasaremos el resto de nuestra existencia. Luego, quizás, busquemos algo..."

Hizo un pequeño descanso de su caminata a la sombra de un árbol de Sakura, no solo porque ya se estaba cansando del Sol, sino porque las flores la habían llamado la atención. Estaba justo debajo de ellas, mirándolas fijamente, mientras pequeños pétalos caían alrededor, ocasionalmente. Mientras las observaba, empezó a darle vueltas a una verdad irrefutable: No conocía a nadie, y tarde o temprano se encontraría con alguien. Y, aunque la compañía le daba igual, era consciente de que no sabía como comportarse ante otra persona por su inexperiencia ante la relaciones públicas y por su frialdad. Suspiró, iba a ser un largo inicio.

Durante su pausa de pensamientos Kirtash había estirado un brazo con la intención de poder atrapar en pleno vuelo alguno de aquellos pétalos rosados. El rosa no era un color que le gustara, pero quizás aquel tono en las flores sí podía verlo hermoso, una de sus debilidades. La observó un par de veces más, ya que la única vez que había logrado ver algo así había sido tan solo en libros, y soltó de nuevo el pétalo hasta verlo caer. Iba a seguir con su ensoñación, cuando unos apresurados pasos que sonaban cada vez más cerca la sacaron de sus pensamientos.

Casi no pudo reprimir el impulso de dar un salto hacia atrás cuando una muchacha shinigamis se había plantado delante de ella, sin que Kirtash se lo esperase. Había encontrado compañía demasiado pronto, y ya sentía como sus propios músculos tiraban de ella, como si decidieran en su lugar el querer alejarse de allí lo más rápido posible. Se controló, y soltó un tenue suspiro, tranquilizándose. Aparentemente, en el exterior de la chica todo estaba normal, su rostro no se había inmutado y sus facciones marmóreas estaban totalmente neutrales. Cuando sintió la mirada de la chica en sus ojos, no los apartó, como mala costumbre suya que era, aún sabiendo que sus ojos eran algo distintos a los ojos normales. Escuchó tranquilamente la presentación de… Yuneeh, sin saber exactamente lo que se pretendía con ello, por lo que no dijo nada por el momento. Kirtash tenía buenos modales, era lo único que realmente podía hacerla no ser una completa marginada social, aunque la actitud en sus ojos medio cerrados como de cansancio se leyera lo contrario. Parecía más una mirada llena de superficialidad, aunque ello estaba muy alejado de lo que era la realidad. – Mmhm… Kirtash Nightmare, décima división. – Finalizó por corresponder al saludo, ya que por muy desconfiada que ella fuera, la chica parecía no tener nada de lo que sospechar. Por completa diferencia, las palabras de la peliverde salieron frías y susurrantes, con un dulce pero lejano tono de voz. Por esas pocas palabras ya se podía hacer a la idea de que la shinigami era distante.

Una vez que Yuneeh volvía a hablar, más bien a preguntar, Kirtash dejó escapar unos pocos segundos mientras parpadeaba varias veces, aún sin apartar la mirada. Desde lejos aquel intercambio de miradas podría parecer, como si ella estuviera esperando un desafío, o como si la mirase de tal manera similar a un depredador que observa un apetitoso manjar. Ni ella misma se daba cuenta de ello. Al final resultaba que la joven solo le preguntaba por la ropa, lo que hubiera relajado la compostura de la peliverde, sino fuera porque su cabeza comenzaba a imaginar cosas más allá de la realidad, pasando por entre las palabras de la chica hasta llegar a algo completamente abstracto. “¿Por qué quiere saber mi opinión al respecto? ¿Acaso no hay más shinigamis a quienes preguntarle? ¿Por qué una completa desconocida?” Pero Kirtash no tardó en hallar con una absurda respuesta. “¿¡Está intentando seducirme!?” No pudo evitar arquear una ceja tras ese pensamiento, que arrancó unas siseantes risotadas de su compañero en la mente de Kirtash.

De nuevo, los pétalos de cerezo habían sacado del mundo de su mente a la chica, y al parecer, Yuneeh también había caído bajo la influyente atracción de las flores juveniles que decoraban los árboles. Con ello se dio tiempo para pensar. Era una persona que no sabía morderse la lengua, por lo que no tenía ningún tipo de impedimento a la hora de decirle tal cual lo que había llegado a pensar sobre ello, pero también le mataba la curiosidad sobre lo que realmente quería la chica, de la misma manera que la pregunta era tan extraña que no podía más que dudar sobre diferentes finalidades… aunque, también, era tan simple que seguramente no tenía intenciones ocultas. “Deja de penssar y entra en acssión” Dijo Haiass, haciéndola entrar en razón. Por más tiempo que tardase en analizar la situación, peor sería. – No creo que lo lleves mal… – Contestó, comparándola consigo misma en el modo de traje, cual comparación se había visible ya que Kirtash había bajado la cabeza hasta mirar su propio cuerpo, y luego la había levantado de nuevo hasta volver a mirar a la azabache. – Cierto es que aún no he visto a otras mujeres con el uniforme puesto… hace poco yo también ingresé aquí… – Su tono de voz no había cambiado, pero ahora la conversación se le hacía más amena, ya que solo tenía que responder unas cuestiones, y no romperse la cabeza con parafernalia absurda que a ella no le pegaba en absoluto. – Aunque… personalmente, el cómo lleve la ropa no es de mi importancia. Total, solo es ropa… ¿no? Quizás debas preguntarle a otra persona, yo es como lo veo. – Tras esa frase una de sus manos salió del bolsillo para agarrar uno de los mechones verdes que le caían por delante, comenzando a juguetear con él haciéndolo girar entre dos de sus dedos. Realmente no le importaba lo que los demás dijeran de ella, y menos aún por la ropa. Tenía el gusto particular de llevar siempre ropas góticas, pero por lo demás, no le importaba. Pretendía quedarse en silencio, distante como siempre era, pero rompió aquel esquema por primera vez, dando la iniciativa, aunque su frialdad natural seguía latente en su voz y rostro. – Demo... ¿Por qué te interesa? – Preguntó. Quizás la respuesta al comportamiento de Kirtash era sencillamente que, ahora que estaba rodeada de seres que - tanto queriendo como por la fuerza - tendrían en un principio que portarse bien con ella, su curiosidad la vence y no puede evitar el analizar todo lo que ve, aprendiendo sobre el comportamiento y miles de cosas que se ha perdido.

El sol de aquella mañana alumbraba con fuerza la silueta del, recientemente egresado, shinigami de la 4ta, que vestía su uniforme reglamentario de shinigami, compuesto por un kodose y un hakama negros, unas medias y Obi blancos, y un par de sandalias estilo waraji.

Hay demasiada luz... - pensaba Katsuragi mientras caminaba por el seireitei, llevaba en su mano izquierda un pequeño libro, y en su mano derecha un bolígrafo, estos los había obtenido de uno de sus antiguos compañeros de cuarto, que conocía a alguien que conocía a otro que había estado en el mundo terrenal y había conseguido una gran variedad de material de allí, estos eran usados la mayor parte del tiempo para escribir delirios imaginativos que tenía ante la falta de tecnología en aquel mundo. De pronto, una voz comenzó a resonar en su cabeza, esta le era muy familiar, ya que pertenecía al espíritu de su zampakutoh, Prism, quien siempre acababa con su calma mental en los momentos menos oportunos. - No tendrías que decir eso, Keima-kun, hace un hermoso día, y es muy raro que andes paseando al aire libre, deberías dejar un poco ese libro y mirar a tu alrededor, hay un hermoso árbol de cerezos en más adelante. - El chico de lentes estaba harto de tantos comentarios inútiles de la chica de cabello negro que vivía en su katana, siempre hacía comentarios que realmente lo molestaban, hablando sobre temas que lo aburrían, sobre cómo debía apreciar la naturaleza, que estar encerrado demasiado en la habitación de uno podía hacerle mal a su cerebro, y muchas otras cosas. - Cállate, no me interesa estar en el exterior, solo lo hago porque necesito mover las piernas sin chocarme con una pared cada veinte pasos. - Mientras decía esto levantaba su pequeño libro a la altura de su rostro y comenzaba a escribir en el sin detenerse, había muchos dibujos, pero al mismo tiempo muchas palabras. Le gustaba anotar todo lo que recordara de los juegos de video que solían entretenerlo y que tanto extrañaba, eran lo único que lo mantenía lo suficientemente ocupado como para no morirse de aburrimiento y sucumbir a la necesidad de contacto humano. Mientras hacía aquella acción sin prestar atención a su alrededor, seguía caminando con paso constante por una calle.

Mhhh... - pensaba mientras intentaba recordar aquel juego que había jugado a los cinco años en la casa de un compañero de escuela, el cual le había gustado tanto pero nunca había logrado obtener, cuando de pronto sintió que chocaba contra una chica de cabello negro y baja estatura que estaba en el medio de su camino, y sin siquiera quitar el libro de su rostro dijo de forma molesta. - Disculpe... - y la evadió hacia un costado, aunque en aquella maniobra se había colocado justo delante de una mujer de cabello verde, la cual, al estar bajo la sombra del árbol de sakura, paso completamente desapercibida para el shinigami, quien se estrelló contra ella, y muy molesto bajó el libro, para mirar a quien tenía delante, pensando que alguien estaba en su contra y no lo dejaba concentrarse en su labor. - Demonios ¿Cuantos obstáculos me voy a encontrar hoy? - En ese momento la vocecita en su cabeza volvió a resonar. - Keima-kun, deberías ser más amable, es tu culpa el haberte chocado con esa linda chica por no haber estado mirando por donde ibas, exactamente como la vez en que te moriste...

¡Cállate! - gritó como un desquiciado sin haberse dado cuenta que con solo pensarlo hubiera estado bien y no se hubiera visto como un completo loco frente a las personas allí reunidas. - ¡No es mi culpa que un imbecil estuviera conduciendo ebrio en medio de la noche y no pudiera verme mientras caminaba muy entretenido y atendiendo mis propios problemas! Además, esa maldita estatua se puso en el medio de mi vuelo, haciendo inevitable mi endemoniada muerte, y luego, el peor de todos, ese maldito shinigami que ni su nombre me dio tomó mi PSP sin permiso, y luego, me envió a la maldita SS. Algún día me vengaré y haré que el maldito pague por lo que ha hecho, pero aún más importante ¡Quiero recuperar mi maldito videojuego!

El silencio se prolongaba y Kirtash lo único que llegaba a hacer era mirar fijamente a Yuneeh, intentando comprender su comportamiento. Desde que había respondido a su pregunta, la chica había dejado de sujetar su uniforme dejándolo tal cual suelto por su figura, lo cual sorprendió a la peliverde, dándose cuenta de que realmente le importaba su opinión. La cuestión era, por qué, si ella no era nadie. Cuando la chica volvió a hablar, empezó a ver toda esa situación mucho más surrealista que antes, pero a pesar de todo no se inmutó, incluso cuando Yuneeh respondió a la pregunta que la propia Kirtash había formulado anteriormente. Ladeó su cabeza, frunciendo levemente el ceño, lo cual no duró mucho tiempo en ese estado ya que sus ojos se abrieron mínimamente de sorpresa al escuchar la petición de la chica, junto con verla en ese estado casi como rogándole a la propia Kirtash que… ¿fuera su amiga? Abrió la boca sin pronunciar sonido alguno, tampoco sabía que contestar. – Pero… yo no sé sobre la amist… – Cerró la boca de pronto, observando como la chica sacaba un pañuelo bordeado con un tema similar al del árbol que estaba justo enfrente de las chicas. Sacudió su cabeza a ambos lados, y volvió a manifestar sus facciones neutrales. – Me da igual… – Respondió al final, fingiendo que le era indiferente. Ya lo investigaría por su cuenta, al menos de momento, no tenía confianza y no quería mostrar algunos de sus puntos flacos.

Atrapó casi al vuelo el pañuelo que supuestamente ahora sería para ella, pero como tampoco entendía para qué se lo daba, tenía la intención de devolvérselo… hasta que se dio cuenta que la causa de que la chica lo soltase así sin más había sido por una tercera presencia. Un chico de cabellos castaños que parecía estar sumergido en una lectura bastante interesante, puesto que no veía por dónde caminaba, y con quién estrellaba. Antes de que la peliverde pudiera reaccionar, tanto su cuerpo como el del shinigami recién llegado entraron en contacto con otro choque. Justo con las palabras llenas de irritación del chico, Kirtash pudo reaccionar. No estaba acostumbrada al contacto, y aquel incidente, justo con la reacción del muchacho habían hecho que la shinigami entrecerrase un poco los ojos, cargando una mirada más fría que nunca en él, mientras inconscientemente llevaba su mano a la empuñadura… No, no ha pasado nada. Ese último movimiento quedó disimulado, subiendo la mano hacia uno de sus mechones para jugar nuevamente con ello, intentando relajarse. Para sorpresa de ella, notaba como el espíritu de su zampakutoh también intentaba tranquilizarla. “¿No eras tú el que quería pelea?” Le preguntó, aunque era obvio que no iba a hacer semejante cosa, había sido una debilidad por su parte… pero, tal y como era ella, no podía evitarlo. Le tenía fobia al contacto por medio de golpes. “No de esssta manera” Siseó, y tras ello, Kirtash soltó un suspiro para destensarse. Sabía que el serpiente no quería problemas para ella, que sus deseos de pelea solo eran por diversión, sin ninguna finalidad de querer ver a su maestra mal. Se mantuvo atenta a la conversación del chico consigo mismo en voz alta, al igual que a la respuesta de la azabache. “¿Saben lo que son los videojuegos?” No pudo evitar preguntárselo, aunque de forma retórica. Tal vez… con ello, significaba que esos dos eran igual de jóvenes que ella, en el hecho de que podían haber muerto hace poco. No lo descartó, aunque podía no ser la realidad.

Acabó por sacar ambas manos de dentro de sus bolsillos, incluso había parado de jugar con su propio pelo. Ahora, mantenía los brazos cruzados encima del pecho, en una pose aparentemente desenfadada, aunque realmente estaban puestos para que fuera como una especie de “barrera”, como si aquellos brazos la protegieran del exterior. Con todo, y como si su mente tuviera un apartado para notas mentales, apuntó que Yuneeh Motosuwa era una shinigamis demasiado alegre, al menos de momento, y que no comprendía como alguien podía ser tan sonriente, viendo lo podrido y horrible que era el mundo. Jamás lo comprendería, pensó. – ¿Y por qué en vez de quejarte tanto haces lo posible por recuperar lo perdido? – Dijo de pronto. Con esas palabras no pretendía ser brusca, realmente no pretendía nada, tan solo decía lo que pensaba, sin más. Y sin levantar el tono de voz, mantenía su toque característico y susurrante de siempre, aunque ahora sus ojos habían dejado de mirar al chico de forma amenazante, ello solo había durado en el momento de la colisión. En ese instante, reflejaban como un distante azul gélido.

En el momento en que bajó el libro, pudo ver frente a él a una mujer muy bella, tenía el cabello de un color bastante peculiar, verde claro, parecido al del pasto de los jardines, pero eso sería desmerecerlo, a menos que el césped del que se hablara estuviera en un castillo real, como los de Holanda o Inglaterra, y fuera cuidado por expertos en el tema, pero el punto es que el pelo era de aquel extraño color, parecía sacado de un fantasioso galge, o de un anime, pero toda la situación que le había ocurrido desde que había muerto parecía sacada de algo así, por lo que ya estaba bastante acostumbrado, sus ojos eran de un color azul oscuro, pero no eran cualquier azul, parecían aquellos que se podían ver en el fondo de un profundo y hermoso mar, aunque su expresión no era aquella que uno podría llamar hermosa, era fría, tanto que un iceberg sería poco en comparación, su piel era blanca como la porcelana, y se veía tan suave que seguramente el contacto con ella sería indescriptible, al parecer la chica se había sobresaltado un poco con el choque, y luego con los gritos del joven Keima, quien, luego de su berrinche se había dado cuenta de que estaba hablando en voz alta, se sonrojó de la vergüenza por un segundo, quedando completamente en silencio.

Fue en ese momento, en el que oyó la voz de otra persona, no era ni Prism ni la chica que tenía en frente, ya que no veía moverse la hermosa boca de la chica, sino que provenía de uno de sus costados, cosa que lo obligó a girar su cuello para poder observar el foco del sonido, lo que generó que fuera capaz de ver a otra mujer, la cual presentaba rasgos muy diferentes a los de la anterior, era más baja que la otra, su cabello era negro como la noche, sus ojos presentaban un color celeste oscuro, el cual era bastante interesante, pero no llegaba a la profundidad de los ojos de la otra, pero tal vez el hecho de que hablaba mucho era algo que le restaba atractivo, puesto que la apariencia de la otra y su frialdad la mostraban como una muñequita, algo que realmente llamaba la atención, además de que, como todos usaban el mismo uniforme de shinigami, los rostros eran lo más llamativo de todo el aspecto.

Disculpen... No pretendía gritar, pero en realidad esos no estaban dirigidos hacia ustedes, mi idiota zampakutoh me estaba molestando hasta más no poder con un pequeño tema del pasado y no pude evitar perder los estribos, y por eso me les pido perdón... - dijo con educación mientras hacía dos pequeñas reverencias, apoyando su libro y su lapicera, junto con sus dos manos sobre sus rodillas, una en dirección a cada una de las damas allí presentes. - Por cierto, si, eran extremadamente caros, pero tenía uno de repuesto en mi casa en caso de que uno se me rompiera, perdiera o me lo robaran, pero no tenía una vida de repuesto en caso de que me mataran... Pero de todas formas... - y antes de poder terminar de decir aquello, oyó por primera vez la voz de la otra chica, ésta tenía un tono calmado, frío, como si tratara de mantenerse lo suficientemente lejos, pero al mismo tiempo como si no hubiera podido evitar lanzar aquel brusco comentario. - Coo-dere... Buah! Digo! En realidad planeo recuperar aquello que me fue quitado, pero hay cosas que quedan en el pasado y jamás podrán ser recuperadas, como son las memorias perdidas, memorias de videojuegos perdidas... Todos los avances que había hecho en el último juego y que nunca pude guardar, puesto que un shinigami, que ya no está en el gotei, tomó mi PSP y me envió a la SS sin siquiera permitirme grabar aquel juego... Jure vengarme de aquel sujeto, pero nunca lo pude volver a ver, y no se encuentra en ninguna de las trece divisiones, ya lo busque, por lo que decidí cambiar mi enfoque, e intentar conseguir una consola en el mundo terrenal, pero tampoco es posible en este momento, no dan permiso de abandonar la Sociedad de Almas así como así, uno tiene que tener una misión o pertenecer a la división número trece, casos que no se aplican a mí, puesto que pertenezco a la división cuatro, seguramente porque mi shikai es curativo, pero en fin, solo resta esperar que haya alguna situación tan importante que miembros de mi escuadrón tengamos que abandonar nuestra base y dirigirnos a la... "Tierra" para curar a alguien, y durante ese momento, tendría que lograr que nadie me vigile y me separe del grupo, para obtener una portátil...

Luego de aquel extenso discurso, Katsuragi se había dado cuenta de que había hablado demasiado, pero estaba algo nervioso, la chica había pronunciado una sola oración, y él se había emocionado y había empezado a hablar y hablar, y en aquel momento estaba mirando fijamente a la peli-verde, sin siquiera parpadear, y cuando se percató, giró su cabeza hacia el costado donde no había personas, mientras su rostro se sonrojaba y una mueca extraña aparecía en sus labios. En ese momento la voz de su zampakutoh empezó a resonar en su cabeza. - Oh kei-kun, no sabía que te sonrojaras con tanta facilidad, jijiji, al parecer una cara bonita puede hacer grandes destrozos con tu adolescente corazón. - Al parecer Prism estaba molestándolo, pero en realidad solo quería hacerlo enojar nuevamente, nunca había visto al chico de anteojos en aquel estado antes, y eso le daba un sentimiento que realmente la molestaba. - ¡Cállate! ¡Solo me hizo recordar a un personaje de un juego que realmente me gustaba en el pasado!

Kirtash no pudo evitar ladear aún más la cabeza ante la reacción incomprensible de Yuneeh, pero decidió que por el día de hoy no iba a darle más vueltas a ese tema de amistades y demás, salvo si quería terminar con dolor de cabeza de buscar lógica a algo que, de momento, no lograba entender. Por el momento, cedió toda su atención en el chico de gafas, que había cambiado radicalmente su manera de hablar, dejando a un lado la aparente irritación de antes para sonar de una manera formal. Realmente, Kirtash estaba más tranquila así, sobretodo después de aquel golpe, que resultó ser una mera metedura de pata. La peliverde hizo un pequeño gesto con la cabeza cuando recibió tanto las disculpas como la reverencia del chico, que aunque no terminaban de encajársele, también los agradeció.

Escuchó casi sin moverse ni parpadear, toda la respuesta que el shinigamis le había dedicado a la pregunta anteriormente formulada de Kirtash, la cual no podía negarse a sí misma que la respuesta no le gustaba, más bien al contrario, a pesar de que el chico era tan hablador como la propia Yuneeh, algo que Kirtash sabía que nunca podría lograr. Incluso… sus palabras la habían hecho pensar. Ella antes de entrar en el Gotei 13 también había conocido a un shinigami que ya no se encontraba en algún lugar conocido, era el shinigamis que la había rescatado y llevado a la Sociedad de Almas, y que de no ser por él, ella no sería también una shinigami, ya que a ella eso de ayudar a los demás no le iba mucho, o más bien, no sabía para qué, si nadie la había ayudado a ella… salvo aquel sujeto desaparecido. Se preguntó si serían la misma persona, aunque al hombre no le veía con pinta de ladrón de videojuegos. La curiosidad la mataba por dentro. Solo salió de sus propios pensamientos cuando el chico dejó de mirarla a los ojos, incluso cuando ella le había aguantado la mirada durante todo ese rato. No sospechaba del rubor que tenía el chico, más bien, pensaba que había rehuido su mirada por el horrible contacto visual que suponía el ver sus ojos. A pesar de su frialdad e incluso de su incompasión, era dentro de lo que cabe, inocente, dependiendo qué temas.

- También… se podría mirar si aparece ese shinigami en algún registro. Tendrá que haber dejado rastro aunque ahora no esté… - Susurró, casi más para ella que como respuesta, pero que si fuera para esto último, iría más por el tema de la venganza que por recuperar un videojuego. Ya que Kirtash consideraba más importante la venganza, por inmoral que fuera para los demás. – Dudo que estemos autorizados para ello… - Finalizó. Siempre que pensaba algo tenía que comprobarlo y mirar el lado bueno y el lado malo, aunque más el malo, era su naturaleza el ser desconfiada y calculadora. Aunque poco podía hacer. Eran unos rasos, no podrían ni mover un dedo, y menos por unas nimiedades como aquellas. Aquellas… porque ella también quería buscar a su shinigami perdido. “También podemosss massacrar con todoss hassta que canten el paradero de essse Sshinigami” Siseó Haiass, para luego reirse, una risa en la que se percibía con totalidad el movimiento de su bífida lengua.

Antes de que se le ocurriese algún plan descabellado, recordó lo que portaba en la mano y tendió el brazo hacia Yuneeh, devolviéndole el pañuelo. – No me parece bien quedarme con algo así. Yo no sé lo que es la amistad, pero lo que sí sé es que algo no se gana con otro algo material. – En esta frase, al igual que con la pregunta que le había hecho al chico antes, tampoco pretendía sonar grosera, sino soltar lo que pensaba. Y, sin darse cuenta, había admitido uno de sus puntos débiles frente a dos individuos que acababa de conocer. Era tarde para arrepentirse, por lo que no dejó que aquello la afectara y ni siquiera algo en su distante expresión había cambiado.

La jovencita de cabellos oscuros y personalidad deslumbrante que se la pasaba moviendo la boca, y generando sonidos con sus cuerdas vocales, había preguntado si era posible conocer el nombre del shinigami de la cuarta, quien previamente se había disculpado por su extraña conducta, la cual había consistido en gritos bastante vulgares, los cuales en realidad solo debían permanecer en su cabeza, pero en cambio, habían salido de forma estridente de sus labios.

Claro... Katsuragi Keima es mi nombre, me gustaría saber los suyos, al menos consideraría aquello lo apropiado. - El chico simplemente quería mantener una postura amable, para que nadie pensara mal de él, además de que todo tipo de relación podía beneficiarle de alguna manera en el futuro. La vanalidad de este tipo de conversaciones ya no lo molestaba tanto como en el pasado, puesto que se había acostumbrado con los años a tener que escuchar a la gente y contestar de forma acorde, aunque siempre había intentado mantener su distancia del resto de la gente, aunque esta vez, por alguna razón que no comprendía, había bajado su barrera y estaba diciendo casi todo lo que se le venía a la cabeza.

Luego, de terminar de decir el resto de su discurso, el cual implicaba las complicaciones que se presentaban ante la idea de tener que buscar en aquel mismo momento una PSP por su cuenta en el mundo humano, las respuestas de las chicas no se hicieron esperar. La shinigami de ojos celestes planteó que tal vez podría pedirselo a otra persona en forma de favor. - Lamentablemente no tengo una relación de amistad con nadie en toda la Sociedad de Almas. Para darles un ejemplo, esta es la primera conversación real que tengo con otro shinigami desde que abandoné la academia. Digamos que soy una especie de recluso social por opción, suelo verme absorvido por mis ambisiones, y como que la gente me evade. Pero realmente no tengo problemas con aquel tipo de cosas, incluso me alegra poder estar tan tranquilo, me permite pensar muy claramente todo, y planear... - Luego de contestar a la primera idea, escuchó la opinión de la belleza de cabellos verdaceos, quien pensaba que tal vez en el registro de Shinigamis pudieran encontrar a la persona que buscaba, pero segundos despues ella misma eliminó aquella opción, ya que al ser simples shinigamis razos, seguramente les sería imposible obtener ese tipo de información. - Sería una buena idea, lastima que estamos en el piso de esta jerarquía, por lo que muchas clases de información nos son privadas. Pero además, habría otro gran problema, dudo que simplemente con ver el registro pueda identificar al sujeto, no se su nombre, y no soy bueno con las caras de los hombres, para mi su rostro sería más o menos esto... - dijo mientras pasaba las hojas del libro que tenía en sus manos y les mostraba un pequeño dibujo que presentaba un rostro sin ojos, ni boca, ni nariz, ni orejas, con cabello negro sobre su cabeza que no resaltaba en lo más mínimo. Luego volvió a la ultima pagina escrita, y comenzó a dibujar rápidamente en la hoja en blanco siguiente, era un retrato de la chica de pelo verde, pero para ese momento ya había dejado de mostrar lo que había en su libro, y de vez en cuando miraba a las dos mujeres, para contestar a lo que dijeran.

En ese momento, comenzó a oír una frase que le pareció extremadamente conmovedora, la shinigami de ojos azul profundo había comentado que no sabía lo que era la amistad, poco a poco la imagen estereotipica de una perfecta heroína Coo-dere se formaba, realmente era algo increíble, el hecho de que una personalidad estereotipica, muy propia de un bishoujo game, pudiera ser encontrada en una realidad tan extraña como lo era la SS.

Calma y silencio, reinaba en el Seireitei el joven shinigami se había graduado hace poco en la academia, aunque eso no le importaba, nuevas puertas se le abrían en el camino, amenazas, enemigos, ¿amigos?, bueno eso, no. Zecrom no le gustaba demasiado la gente, pero si tenia que entablar conversación con un ser inferior lo haría gustosamente, aunque el prefería luchar y ver el rostro de vergüenza de quienes había derrotado.

El joven caminaba pensativo por aquel reino observando lo que le rodeaba, todo era tan deslumbrante y lleno de vida, a él le costaba asimilar que ese era el lugar que los dioses de la muerte habitaban, siendo todo lo contrario a lo que Zecrom imaginaba, suspirando dejaba de imaginar ese mundo, y se alegraba un poco al fin y al cabo vivir en un mundo en el que no hay muerte ni desolación era lo que mejor le podría haber pasado, ya no lo llamaban monstruo ni nada de eso, ahora solo era un simple shinigami de una de las trece divisiones, aunque esperaba que eso no siguiera siendo así, deseaba ascender rápido para demostrarle al mundo que él era un ser superior y que ellos no debían ni mirarle a los ojos.

En su camino vislumbro a lo lejos un cerezo floreciendo una imagen muy bella, o eso consideraba él, le encantaba sentarse debajo de uno y beber sake, aunque ahora no podía, en el Rukongai todavía no se habían olvidado de su guerra contra los bandidos y sus constantes atracos, por lo que muchos comerciantes cerraban sus tiendas al verlo acercarse, por lo que conseguir el sake era toda una aventura.Cuando empezó a acercarse a este cerezo vio como unos shinigamis estaban pasando el rato debajo, a lo que el joven shinigami de la octava, respondió con un suspiro.
-Jajajaja, ahora no podrás sentarte debajo-. Decía con tono burlón el espíritu de su zampakutoh, ese anciano a veces era considerado una molestia por el propio Zecrom, aunque era el único ser que él consideraba un poco menos inferior que el resto.-Sabes quizá ...-. Empezó a decir el shinigami pero corto la frase, como si algo en su mente impidiera que lo completara.

Seguia acercándose a ellos lentamente, mientras su mente dudaba y su zampakutoh todavía reía, una mujer con el pelo de color verde, una extraña chica que de alguna manera creía recordar haberla visto en algún lado, pero eso no importaba, ahora solo buscaba que no se dieran cuenta de su presencia, al rato se percato de un extraño ser, un hombre que dibujaba en su libreta, un caricaturista pensaba Zecrom. Pero, no pudo ocultar su presencia, aquella chica que intentaba recordar era de su escuadrón, pero eso no importaba, la chica del pelo verde, era lo interesante, así que el joven shinigami se quedo mirándola a los ojos fijamente, sus manos se acercaban a su arma, posando su mano izquierda en el mango luego, movió el cuello de izquierda a derecha haciéndolo crujir, estaba en pose intimidatoria, quería sentarse bajo el árbol y aquella chica había conseguido el mejor lugar.
-¡Idiota!, saluda al menos, creerán que eres imbécil-. Le dijo el espíritu de la zampakutoh, pero no era hora de hacer caso, al anciano ese era un pesado, Zecrom se quedo fijo observando a la chica, mientras jugaba a sacar y meter su arma en la funda lentamente.El chirrido de la hoja entrando y saliendo de su funda, un dulce sonido, casi tan placentero como unas victimas gritando de dolor , retorciéndose y sangrando manchando todo lo que había cerca.

Solo hacia un par de días que había conseguido el uniforme de shinigami,estaba muy contenta por poder estar en un escuadrón y experimentar cosas nuevas,me daba algo de pena dejar de lado a la familia que había conocido en la Soul Society pero debía de verlo de otra forma,siendo miembro del décimo tercer escuadrón podría proteger a esa familia y a otras incluyendo a mi familia en el mundo humano algo que hacia que estuviera contenta por sentirme útil,estaba sumergida en mis pensamientos mientras caminaba por el Sereitei,una voz de hombre me saco de mis pensamientos.

-¿Por que tenemos que estar aquí?- era Sunōurufu mi zampakuto.

-¿Te molesta dar un paseo? va Sunōurufu solo quiero conocer el nuevo lugar donde estaremos durante bastante tiempo-

Sunōurufu dio un gruñido,no estaba de acuerdo con aquello,pero sonreí sabia que a pesar de su carácter si a mi me pasaba algo me protegería sin protestar.Seguí el camino hasta que vi a un grupo de gente,todos con el mismo uniforme que yo,me emocione al verlos,fui corriendo tal vez entre ellos estaría mi capitán,el capitán del décimo tercer escuadrón el cual aun no conocía pero quería presentarme ante el como debía.

Tras acercarme vi que estaban hablando pero aun así me metí en la conversación.

-Hola ¿alguien es el capitán del décimo tercer escuadrón?-

Pero si me hubiera fijado mejor hubiera visto que ninguno de ellos tenia vestimenta de capitán,pero tal vez lo pregunte con la esperanza de que el capitán estuviera relajándose y se hubiera quitado su atuendo,algo ilógico pero mi cabeza no daba para mas y mas en un sitio nuevo y con cosas nuevas que aun no estaba acostumbrada.

Había sido de mala educación no presentarme,solo aparecer de la nada preguntando por un capitán en concreto,sonreí y me rasque la nuca algo incomoda por haber metido la pata.

-Lo siento no me presente,soy Saki Wolf,shinigami de la décimo tercera división y bueno...es que no conozco a mi capitán y no me fije en vuestras ropas jaja perdonad-

Acabó terminando por acostumbrarse a la presencia de los shinigamis. Al principio Yuneeh la había cortado un poco con su excesiva euforia, pero la inocencia de la chica había logrado que Kirtash dejase de lado su desconfianza y se relajase con su presencia. Luego, el chico, al principio con la colisión y los gritos la habían puesto en alerta, y tras intercambiar un par de palabras serenó la actitud de la peliverde. Aún con ello, tardó un poco en sumarse a las presentaciones, su cabeza no paraba de darle vueltas a una oleada de pensamientos que la invadían, a la vez que recogía información de cada uno de ellos. Gestos, modo de hablar, reacciones… Kirtash quería comprenderlos a todos, y tal vez aquello también podría ayudarla a la hora de desenvolverse. Antes de que pudiera presentarse ella también ante el recién conocido Katsuragi Keima, un sonido realmente familiar la distrajo de aquella tertulia, haciendo que su rostro girase en dirección de un recién llegado shinigami de largo cabello, que parecía estar mirando hacia ella mientras movía su zampakutoh. Al principio, la peliverde pretendía pasar de todo aquello, ya que si realmente pretendía empezar un combate aquí delante, habría otros dos shinigamis presentes, y él no podía saber con seguridad si eran aliados de ella y la ayudarían o si por el contrario pasarían del tema. “Kirtasssh…” Pero la voz en su cabeza la hizo reaccionar. El serpiente, a pesar de seguir con su sed de sangre y sadismo, había sonado protector con ella. Kirtash como respuesta, mientras fingía estar subiéndose el guante largo de su brazo derecho – uno de los que formaban su uniforme de shinigami – justo al terminar, llevó la mano de ese mismo brazo, que era justo en el que tenía el tatuaje de la serpiente alada en el hombro, a la empuñadura de su arma, tan solo rozándola, por si acaso. Había cerrado los ojos como si aquella situación no le importase.

No duró mucho tiempo así, ya que en seguida una nueva presencia en el lugar había hecho que los abriera, a punto de dirigir su gélida mirada hacia una shinigami peliazul, que parecía estar buscando a su Taichô. Nada más llegar, la joven también se había presentado… parecía tan alegre como Yuneeh, aunque visto la manera en la que ella interrogó a preguntas al shinigami desconocido, pensó que igualarla era imposible. Al final, tras la demora, volvió su vista hacia la de Keima, y movió los labios. – Yo… soy de la décima división, Kirtash Nightmare. – A pesar de haberle mirado solo a él, iba dirigido hacia los presentes en general, pero le parecía más oportuno contestar directamente al chico, ya que había estado allí primero. Y tras ello, bajó la mirada en un gesto pensante, aunque en realidad estaba casi como gritando por dentro. Había demasiada gente en pocos segundos, y estaba empezando a agobiarse. “Calma… essstamoss llevando bien el asssunto. Lo único malo que podría passar, sería que esse sshinigami actuasse. Pero sssi llega a darsse el caso… sserá divertido. Uishishishi ~ “

El irritante Sol estaba consiguiendo molestar a Kirtash aún más, ahora no solo sus ojos sufrían por causa de la brillante estrella, sino que su cuerpo sucumbía a su excesiva calidez de ese mañana. Odiaba el calor, no lo soportaba, y su piel fría estaba sufriendo las consecuencias, por lo que no pudo evitar el sentarse en el suelo bajo el cerezo, con la espalda apoyada en la pared de una forma casual, para luego alzar la cabeza y tener una buena visión de los demás. Casi olvidándose de la amenazante presencia del desconocido.

off-roll:

La joven de cabello oscuro se presentó como Motosuwa Yuneeh, un nombre bastante japones a decir verdad, no le costó demasiado grabarlo en su memoria como la primera persona que le dijo su nombre de forma directa de todo el Seireitei, tampoco era un nombre muy común, por lo que no sería fácil olvidarlo. - Tendré en mente tu ofrecimiento Motosuwa-san, si esa situación se da te deberé un gran favor. - dijo mientras la miraba por un segundo y luego volvía a su dibujo mientras se encontraba expectante a la respuesta de la chica de cabello verde, pero un ruido distrajo a los tres interlocutores, al parecer un cuarto sujeto había entrado en la escena, y estaba haciendo ruido con su zampakutoh, enfundandola y desenfundandolo, produciendo un chasquido, el cual solo le resultaba ligeramente molesto al chico de anteojos, pero al parecer afectaba un poco más a la chica de ojos fríos. Keima estaba a punto de decirle algunas palabras de reproche al tipo de cabello largo, pero lo detuvo la reacción de la ojiceleste, quien al parecer se había visto bastante atraída por el acto que estaba efectuando aquel.

¿Realmente te impresiona un acto así? A mi me hubiera gustado más resaltar la falta de coordialidad de esta persona al efectuar un acto tan molesto mientras un grupo de personas hablan tranquilamente. - dijo mientras se acomodaba los lentes y miraba al joven como si sus ojos fueran espadas. - Chico A, así te voy a llamar ¿Qué se te ofrece? ¿Acaso esa es tu forma de iniciar una conversación o de sacar tema o simplemente vienes aquí a escuchar conversaciones ajenas mientras intervienes con tu... "Ruidito"? - Katsuragi sabía muy bien tratar con personas molestas, desde que era pequeño la gente lo trataba de forma extraña, por lo que aprendió a tratar con ellos con fácilidad, simplemente ganandoles con palabras llenas de veneno, pero por el momento solo lo trataría con rudeza, puesto que no había demostrado ningún intento de agresión, solo falta de clase.

Un segundo después, una chica de cabello celeste se presentó como Saki Wolf, luego de haber preguntado si alguno de los presentes era el capitán de la decimo tercera división, pero al parecer, se había dado cuenta de su error, ya que los Taichou del Gotei vestían unos hakamas blancos sobre sus Shihakushos que los diferenciaban del resto de los shinigamis. Yuneeh no tardó ni un segundo en presentarse ante la jovencita e indicarle su propia división, para luego proponerle ayudarle a encontrar a su capitán, ya que ella también debía buscar al suyo, puesto que tenía que presentarse ante él. - Soy Katsuragi Keima... - dijo sin mucho empeño siguiendo el ejemplo de Motosuwa. - Una vez vi al capitán de la decimo tercera, es un sujeto con una vicera roja y cabello negro, se la pasa gritando. Si escuchas con atención tal vez puedas oírlo. - en ese momento hizo silencio por un segundo para luego escuchar un "WAHHHHHHHHHHHHHHHHHH" de fondo.

Segundos despues, Kirtash se presentó de forma tímida, y dijo que era de la división encargada de la seguridad interna y las comunicaciones. Su nombre si que era peculiar, parecía el nombre de una extranjera, pero quien sabía realmente si el rukongai traía gente de todo el mundo y de pronto empezaban a hablar japones de la nada o si aquella chica había vivido en japón y sus familiares eran europeos o americanos. - Kirtash Nightmare...

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off: El grito que se escucha de fondo es el de este video en el segundo 47.

Spoiler:

En medio de los presentes y sin previo aviso una mariposa infernal hizo aparición y se colocó frente al shinigami Zecrom, de la octava división.

Se solicita su presencia en el despacho del capitán de la doceava división de forma urgente. -

Luego de dar el mensaje, el pequeño animal siguió su camino sin rumbo ni dirección. Volando como si estuviese ebria.

OFF: Me llevo a Zecrom y, según tengo entendido, Saki no va a continuar con el rol, por lo que pueden continuar. Zecrom, vas a tener que esperar a que el tema sea creado para entrar, eso es todo. Es para inciar con la misión que te mencioné antes.

El joven shinigami seguía observando a la joven muchacha, mientras jugaba con su zampakutoh sacándola y metiendolo en el funda, la joven de pelo verde parecía ignorar, lo que intentaba transmitir el joven muchacho,este como siempre permanecía impasible,observando y solo pensando en sus cosas sin prestar mucha atención a lo que le rodeaba, el otro shinigami masculino se dirigió a él, criticándolo por su actitud, Zecrom, solo respondió desenvainando su espada y colocandola cerca del cuello del otro shinigami, luego de sus labios emergieron unas simples palabras: -Te matare-. Sin mediar más palabras, Zecrom se preparo para matar a aquel ser inferior que había osado menospreciarlo, pero, una mariposa infernal se interpuso en los planes, había sido convocado para una mision.Luego el shinigami de la octava, mientras escuchaba las ordenes descendía su zampakutoh hasta que esta rozo el suelo y empezó a caminar lentamente hacia el doceavo escuadrón.

(off: post cutre de salida. XD)

En el momento en que sintió que el otro sujeto tenía una intención asesina hacia él, y comenzaba a desenvainar su katana, Keima soltó la lapicera que tenía en su mano derecha en el aire y rápidamente la colocó sobre el mango de su propia espada de forma de que con solo el movimiento de su pulgar pudiera sacarla con el lado sujeto hacia afuera de tal forma de que éste golpeara con fuerza la boca del estomago de su agresor, pero esto fue innecesario, puesto que una mariposa infernal apareció y detuvo el accionar agresivo del anonimo, volviendo inutil su accionar en aquel momento.

Luego de que se fue, Keima se agachó a buscar su boligrafo, ininmutable, con su temple serio de siempre, mientras escuchaba las palabras tranquilizadoras de Yuneeh.

No te preocupes Motosuwa-san, no soy tan débil como para que alguien que esta a mi nivel me venza sin dar pelea, y tampoco para ser afectado por algo así. En este mundo y en el otro siempre va a haber cretinos, y solo hay una forma de tratarlos... - dijo mientras le mostraba una tímida sonrisa a la mujer.

Luego, la elocuente chica de ojos celestes se mostró preocupada ante la situación mental actual de la peliverde, quien al parecer realmente se había visto afectada ante aquella situación estresante, pero al parecer, segundos después ya se había logrado relajar.

Jajaja, no Nightmare-san, los masajes no duelen, a menos que la persona que los haga sea inexperta. - dijo mientras reía alegremente frente a las dos mujeres, cosa que no había hecho en mucho tiempo. Luego, las palabras más increíbles que jamás habían sido dichas por una mujer normal en el pasado, y mucho menos hacia Katsuragi, habían sido pronunciadas, aquellas palabras fueron realmente un golpe bajo para el pobre chico de lentes, quien al parecer tenía las defensas bajas contra las mujeres, y especialmente con aquellas que eran tan hermosas y tenían ojos tan profundos. Su rostro se tornó rojo como un tomate, y por un segundo se sintió tan mareado que cayó al suelo sentado, mirando perplejo a su interlocutora. - Por... Por shupuesto... ¡Pero ni lo dudes, en el momento en que obtenga mi brillante videojuego tu serás la primera en usarlo!

El shinigami de la tercera división se encontraba alegra y lentamente paseando por el seretei y de repente escuchó una conversación que parecia agradable, se acercó a dónde provenia la voz y soltó:

Hola, soy nuevo en la SS y no tengo amigos, no pude evitar oir vuestra convers...

Isuma se fijó en la chica de ojos azules y pelo verde, sintió una espécie de repulsión, algo extraño, nunca antes se habian encontrado pero, era inevitable, ellos habian nacido para odiarse...
Se forzó a si mismo a evitar la mirada.

Quien será esa extraña chica... tiene algo que odio, no lo puedo evitar...

[off: cutre-post para empezar... me hechan de la pc... xD]

En aquel instante, como salidos de la nada, aparecieron dos capitanes frente a los shinigamis allí presentes. Uno de ellos, era el capitán de la octava división, Klaus, un hombre que aparentaba muchos años físicamente y que era conocido en la Soul Society por ser uno de los capitanes más amables, aunque también uno de los más pervertidos. Era un profesor, un maestro en lo que respecta al trato hacia los demás, siempre dispuesto a enseñar, explicar y ayudar, pero también siempre dispuesto a divertirse con alguna chica linda o a espiarlas. La otra persona junto al capitán, era una capitana. La capitana del onceavo escuadrón, Aisaka Taiga, quien ostentaba el título de "Kenpachi". Una chica de poca estatura y físico aparentemente débil, pero sumamente fuerte y habilidosa, aunque no tan inteligente. No tenía ni por causalidad la misma paciencia que el hombre de la octava y era mucho más agresiva. Solamente estaba allí para cumplir con algunas órdenes, nada más.

Klaus, al llegar, se quedó mirando a los jóvenes, con cierto interés. Hizo hincapié en las chicas, ambas muy lindas, aunque no dijo palabra ni nada parecido. Al estar para dar una información importante, su comportamiento era más que impecable. Tan impecable que hasta decidió respetar a la capitana de la once tan solo por ser "una dama" y la dejó tomar la palabra, algo que normalmente sería un grave error. La chica ya estaba molesta por el simple hecho de que los chicos no la habían saludado todavía. Sí, tan solo habían pasado tres segundos desde su llegada, pero, por algún motivo, la chica estaba sumamente alterada.

¡VAMOS!¡SALUDEN COMO CORRESPONDE! ¡¿QUIÉNES SE CREEN QUE SON PARA NO SALUDAR A DOS CAPITANES?! ¡VAM...! -

El griterío de la chica se apagó cuando Klaus colocó su mano en la boca de la joven para callarla y la alzó para reducir sus movimientos. Les sonrió a los chicos mostrando amabilidad y comenzó a hablar tranquilamente.

Disculpen las molestias, pero la capitana no tuvo un buen día... - Hizo una pausa y una mueca de dolor. La chica le había mordido la mano y un pequeño hilo de sangre comenzó a escaparse de la misma -El-El punto es...necesito que se dirijan a Karakura, todos. Por lo visto ha aumentado la cantidad de Hollows en la ciudad y la treceava división no cuenta con suficiente personal, por lo que se ha decidido asignar a shinigamis de otras división. Un grupo fue asignado con la tarea principal de proteger a un joven de nombre Shinji Ikari. El resto de ustedes, si bien tendrán la misma misión, serán enviados a otros sectores de Karakura para reducir el peso alrededor de este grupo principal. Tengan en cuenta que si la zona cercana al objetivo se transforma en zona de guerra, podría morir por algún accidente, error en un ataque o cosas por el estilo.

Luego de terminar de hablar, guardó silencio, aunque la chica que estaba sosteniendo seguía intentando liberarse y ahora, también, estaba lanzando golpes a diestra y siniestra. Algunos, incluso, alcanzaron a Klaus, pero de algún modo pudo disimular el dolor que le causaban. Solo estaba esperando por la respuesta de los jóvenes.

OFF: bien, chicos, pueden responder en cualquier orden y salir del tema. Una vez hecho esto, vayan a alguno de los sitios que, en breve, voy a designar para su llegada. Van a ser posts hechos por mí (puede haber más de uno en un mismo lugar si así lo desean)

Keima se levantó del suelo mientras continuaba oyendo palabras que lo sorprendían más y más, al parecer Kirtash ayudarlo a encontrar al malvado que le había robado su PSP, y Yuneeh, aunque de forma jocosa, había mostrado algo de respeto por su forma de actuar y de pensar. Luego, la chica de cabello oscuro comenzó a saltar de alegría ante la respuesta afirmativa de la peliverde frente a la pregunta de si el apodo "Kirt" era adecuado. Al chico de lentes no le gustaba mucho aquel apodo, además, aún no conocía demasiado a la chica, y no era lo suficientemente confianzudo como para llamar a la chica por su primer nombre.

Es mejor que asuste de alegría que de otra forma, Nightmare-san, realmente parece como si su personalidad iluminara el lugar en donde ella se encuentra. - su comentario no era un simple alago, era realmente un acto monumental que aquel dijera algo bueno de alguien tan hiperactivo, generalmente ese tipo de personas le eran extremadamente irritantes y molestas, pero por alguna razón aquella chica era la excepción. Luego, Yuneeh comenzó a insistir en que Kirtash la dejara practicarle unos masajes, y ya que ese acto se estaba volviendo repetitivo, el joven adhirio. - Vamos, son solo unos masajes, tal vez te transmita algo de felicidad y deje de asustarte tanto...

Segundos despues, un sujeto apareció de la nada, éste tenía el cabello corto, negro y muy encrispado, su piel era bastante pálida, daba la apariencia de ser mayor que Katsuragi, aunque no demostraba tanta seriedad como él, especialmente con su comentario de entrada, el cual lo hacía ver como alguien que siempre tendría en el rostro una estampa de "Alejense de mi". - Vamos que no somos niños de jardín de infantes, ese tipo de saludos ya no se usan, jajaja. - dijo de forma relajada, para luego notar la actitud que el tipo presentaba ante la peliverde, lo cual lo convertía en alguien poco adepto al grupo, y la shinigami de ojos celestes no pudo evitar remarcarselo con un comentario algo agresivo de su parte, algo que resultaba extraño, al parecer le gustaba proteger a sus seres queridos con garras y dientes. Al parecer, la otra chica no había sentido ningún tipo de intensión negativa por parte del recien aparecido, e intentaba tranquilizar a sus dos amistades. - Esta bien, no te preocupes por mi, no pensaba hacer nada al respecto, aunque todavía no entiendo, que es lo que la gente ve mal en ti, tienes unos ojos hermosamente profundos y un cabello muy peculiar... - En ese momento se tapó la boca con su libreta de dibujos, no había pensado bien sus palabras y el resultado había sido realmente extraño, había dicho exactamente lo que pensaba de la chica, se había puesto en evidencia.

Antes de recibir la respuesta a sus palabras, dos personas aparecieron ante los allí presentes, sus hakamas blancos los delataban como capitanes, y Keima los tenía de vista de una de las ceremonias de graduación, eran Aisaka Taiga, capitana de la decimo tercera división y Klaus, quien tenía a su cargo al octavo gotei. Antes de que pudiera reaccionar, la chica de cabellos castaños comenzó a lanzar una serie de reproches hacia ellos, principalmente por su falta de respeto ante su prescencia, pero eso estaba mal, no habían pasado ni dos segundos desde su llegada, la respuesta no podía ser tan rápida, pero no era momento de discutir con un Taichou. Rápidamente, se arrodilló sobre su pierna izquierda, e hizo una reverencia, para luego oír las ordenes que le eran encomendadas por el otro sujeto. Al parecer tenían que ir al mundo de los vivos, se enfrentarían a Hollows, tenían que proteger a un humano, todo era muy extraño y afortunado, al parecer su objetivo se vería cumplido en un santiamen, y podría dejar jugar a Kirtash. - Por supuesto, cumpliremos sus ordenes al pie de la letra, ésta será una victoria para la Sociedad de Almas. - Luego de eso saludó con la cabeza a sus amigas y de un shunpo desapareció del lugar.